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Hace más de dos décadas, Antonio Ortiz, ingeniero informático con alma de escritor, decidió unir sus dos pasiones: la tecnología y la com...
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Smoot
12/09/2024
Hace más de dos décadas, Antonio Ortiz, ingeniero informático con alma de escritor, decidió unir sus dos pasiones: la tecnología y la comunicación. Así nació Error500.net, un espacio digital que, con el tiempo, se ha convertido en un referente para quienes buscan comprender el presente y futuro de internet, las nuevas tecnologías y los negocios online.
En esta charla, Antonio nos comparte su visión sobre los cambios digitales que están moldeando nuestra sociedad, desde la centralización de internet en grandes plataformas hasta los retos y oportunidades que trae la inteligencia artificial.
Su enfoque combina un expertise técnico y una perspectiva humanista, dos aspectos que van de la mano en el día de hoy y que nos invitan a reflexionar sobre el papel de la IA en nuestra cotidianeidad y en el futuro de los medios.
Iniciar un blog hace más de 20 años puede parecer algo común en la era digital, pero para Antonio, fue el punto de unión entre sus dos grandes vocaciones: la tecnología y la escritura. Así nació Error500.net, como un experimento, una forma de jugar con lo digital y, al mismo tiempo, una posibilidad de profundizar sobre aspectos técnicos que le permitía formar sus propias conclusiones y compartirlas con un público interesado.
“Durante un tiempo le di un carácter informativo, pero conforme pasaba el tiempo empecé a entender que habría valor si añadía un análisis o comentario propio. El dato y la noticia ya estaban en todos lados”
Así, a lo largo de los años, lo que comenzó como un espacio informativo evolucionó hacia un análisis más profundo, un medio propio a través del cual podría analizar el sector y ofrecer una perspectiva más amplia que no se encontraba en cualquier otro lugar.
De esta forma, Antonio se ha convertido en un referente en la divulgación y consultoría editorial, y sigue siendo un firme defensor de que la tecnología debe estar al servicio de la humanidad, no al revés.
Pero esta es solo la punta del iceberg de su interesantísima carrera profesional y sus valiosas reflexiones.
Gracias a su trayectoria en el mundo de la comunicación digital, Antonio ha podido experimentar de primera mano los cambios que han ido moldeando nuestro presente y futuro.
“Creo que la centralización de la experiencia de internet en un puñado de plataformas que establecen incentivos en sus algoritmos, con los que influyen de una manera extraordinaria qué se puede decir, cómo se debe decir y quién lo puede decir. En otras palabras, qué mensajes y narrativas tienen un verdadero alcance fuera del mundo de los medios de comunicación.”
Para él, esta centralización de la experiencia ya tiene una repercusión importante en las personas y en como recibimos y compartimos la información, en cómo la asimilamos.
Hoy, este cambio apunta a la inteligencia artificial. ¿Cómo se desarrollarán los trabajos de ahora en adelante? ¿Estamos viviendo ya cambios significativos? La pregunta que se hace, y que nos hace reflexionar, nos plantea si los modelos de IA actuales podrán realmente superar sus limitaciones o si alcanzarán un punto de estancamiento:
“La gran pregunta es si las expectativas de mejoras fuertes en los modelos actuales se cumplirán o si el modelo científico-tecnológico subyacente tocará techo y no conseguirá eliminar los errores / alucinaciones”
En el mundo editorial y de la comunicación y el periodismo, la inteligencia artificial tiene además otras implicaciones. Para Antonio, la saturación de contenidos generados por IA pone en riesgo la credibilidad y la reputación de los medios (y las marcas) y en este aspecto, el factor humano se ha vuelto más valioso que nunca. “Nos creemos algo en función de lo creíble que es quien nos lo dice”, recalca. ¿Es la Inteligencia Artificial lo suficientemente fiable?
En cualquier caso, Antonio no es contrario al uso de la IA. Más bien, ve un gran valor en su papel como “copiloto” en muchos procesos, desde la traducción hasta la generación de ideas. Pero advierte contra la tentación de automatizar tareas clave sin la debida supervisión:
“El mayor riesgo ahora mismo es comprar la idea de automatizar o sustituir tareas clave del periodismo o la creación de contenidos con IA porque se piense que hay grandes ahorros y rentabilidad ahí. Con eso lo que seguro que lograrías es quemar marca y reputación, además de bajar el nivel de calidad y factualidad”
Uno de los puntos más cruciales en la conversación sobre inteligencia artificial es la ética. Para Antonio, la transparencia es clave. “Si un texto o una imagen han sido generados por una IA, hay que indicarlo,” afirma subrayando la importancia de que los creadores no se desentiendan de la responsabilidad sobre el contenido generado.
Antonio también destaca un aspecto igualmente relevante dentro de la creación de contenidos: la participación justa de los creadores que han servido para entrenar los modelos de IA. “Hay un debate no resuelto sobre cómo esos creadores deberían participar del valor que han ayudado a generar”, señala, abriendo una conversación necesaria sobre la propiedad intelectual en la era digital.
En sus análisis, Antonio ha trazado paralelismos entre la Revolución Industrial y la revolución tecnológica actual impulsada por la IA. “La IA generativa aún no ha cambiado el mundo ni ha impactado como lo hizo la Revolución Industrial”, comenta, pero advierte que, como en aquella época, veremos resistencia, aunque esta vez desde la clase creativa y del conocimiento.
En cualquier caso, Antonio se muestra optimista sobre el impacto de la IA en las personas y las posibilidades que ofrece en todos los niveles. Para él, la implementación de la inteligencia artificial nos dotará de mejores herramientas para nuestras tareas, el lado humano, el creativo, el empático, el que piensa, razona, se equivoca y aprende con ello, será como siempre, cosa de las personas.
“Va a haber mucha ideología y posiblemente mucha capacidad de influencia en las IA con las que interaccionemos. Si a nuestros ojos parecen personas, es probable que antropomorficemos a la máquina”
Con esta declaración tan directa nos responde Antonio cuando le preguntamos por la importancia de las emociones a la hora de interactuar con el contenido digital. Nos advierte, sin embargo, que debemos centrarnos en nuestras propias emociones y en cómo la tecnología puede influir en ellas, más que en los sentimientos que atribuimos a las máquinas. Y es que, él es un experto en este ámbito y cuenta con charlas TED en las que ofrece una perspectiva humanista y “tecnogista” sobre el poder de las emociones.
Y aun así, nos hace cuestionarnos los límites entre los dos mundos:
“En Sueñan los androides con ovejas eléctricas, Dick pensaba en un mundo de confusión entre máquinas y humanos, con la emoción genuina como diferencia fundamental. Hace años empezaron a surgir voces que apuntaban a que si el robot llegara a ser inteligente, ¿acaso no deberíamos otorgarle derechos?”
Para Antonio, no debemos tener miedo a lo nuevo, sobre todo si con nuevo nos referimos a la inteligencia artificial. “El miedo paraliza, bloquea y acaba con el progreso de individuos y sociedades”. Sin embargo, debemos perpetuar un enfoque equilibrado que reconozca tanto los beneficios como las posibles externalidades negativas de la tecnología.
Toda una reflexión sobre el futuro digital. Un futuro que, según él, debe construirse con la misma mezcla de pasión y rigor que ha guiado su propio viaje: “La tecnología necesita de la humanidad para tener un verdadero propósito”.